Otelo

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Un día escape de casa. Salí con dos maletas y sin dinero, nada me detenía, hacia tiempo que no tenía un perro.

Llegue a la capital.

Alquile un cuarto de hotel, lúgubre, triste, sombrío en la calle de Donceles.

Me sentí sola. Y un mediodía salí en busca de compañía.

¿Cuanto vive?

Uy señorita, estas así de chiquitas como las ve, viven muchos años, pero muchos.

En una mano una bolsa de naranjas en la otra Otelo.

A los meses abandonamos el cuarto de hotel.

Al año a un departamento. Había diez y seis ventanas por donde entraba la luz y el ruido de la ciudad.

Pero él solo escuchaba música clásica.

Ahora sobrevivíamos de más cosas no solo de naranjas.

Inevitablemente fui haciendo amigos, tenia menos tiempo para él.

Él invento tácticas para conseguir mi atención.

Su favorita fingirse muerto.

Funcionaba.

Una noche descubrí la luna con un hombre.

Él de tanto esperar se olvido de respirar.

4 respuestas a “Otelo”

  1. Arrancas tristeza, tu imaginación me tiene tomada del último suspiro tierno que tenia.

    Saldré así a la calle, no llevo tortugas, ni naranjas. Sólo un deseo y la fiesta de mi cobardía a la espalda.

    Espero que no se me olvide respirar mientras veo por la ventana de un taxi, que el mundo sigue y sólo deseo dejar de respirar.

  2. Tu eliges siempre que papel representar. Y el de Otelo no es el tuyo, no.

    Así que a darle duro a vida!

    besos y mas besos!

  3. I love this story!

    A veces hay que ir en busca de la luna aunque por ello alguien deje de respirar…

    Tu talento me hace adicta a tu blog… no sé si a los «desconocidos» les está permitido comentar, pero me atrevo a hacerlo.

  4. K.

    Claro que se puede comentar! siempre son bienvenidos los comentarios en este espacio, asi como los visitantes!

    Que bueno que te gusta lo que encuentras aqui, sirve que no te vas…

    Saludos!

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