Un día escape de casa. Salí con dos maletas y sin dinero, nada me detenía, hacia tiempo que no tenía un perro.
Llegue a la capital.
Alquile un cuarto de hotel, lúgubre, triste, sombrío en la calle de Donceles.
Me sentí sola. Y un mediodía salí en busca de compañía.
¿Cuanto vive?
Uy señorita, estas así de chiquitas como las ve, viven muchos años, pero muchos.
En una mano una bolsa de naranjas en la otra Otelo.
A los meses abandonamos el cuarto de hotel.
Al año a un departamento. Había diez y seis ventanas por donde entraba la luz y el ruido de la ciudad.
Pero él solo escuchaba música clásica.
Ahora sobrevivíamos de más cosas no solo de naranjas.
Inevitablemente fui haciendo amigos, tenia menos tiempo para él.
Él invento tácticas para conseguir mi atención.
Su favorita fingirse muerto.
Funcionaba.
Una noche descubrí la luna con un hombre.
Él de tanto esperar se olvido de respirar.
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