Me dueles
Como duele la carne
La sangre derramada
Me agobia este pesar
Está astilla clavada
Me dueles
En tu respiración
En la fragilidad
En la incertidumbre
Hay una lejanía en el bosque de tus ojos
Cae lentamente una pesada capa en ellos
Y nos agazapamos
Atemorizados
Nunca sentí mayor pudor
O vergüenza extrema
Que cuando hablamos
De tu estado
Amotinamos nuestra fe
Los afectos
El optimismo
Y al final topamos con tu mirada sabia
Y somos frente a ti
Un puñado disminuido de tu propia carne
Un torrente de tu sangre
Todos tus sentidos
En las noches que duermo a tu lado
Velo tu sueño
Cuido los rincones obscuros
El silencio
Me abrazo a ti
Escucho tu corazón
Que es el mío
El nuestro
Ahora tus abrazos son eternos
Una despedida continua
Un hasta siempre
De besos dulces
Hemos decidido creer todo
Y a todos, pero al final
Noventa y nueve veces
Hemos repetido su nombre unido al tuyo
Nos engarzamos en un abrazo largo silencioso
Para sostenernos
Y llorar
Cuando no estamos frente a ti
Hemos de recorrer este camino
A tu lado
Hemos de revivir este dolor
Esta orfandad.
Beatriz Ledezma Mariñez
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